martes, 6 de marzo de 2012

La entrevista periodísitica






Jorge Halperín se centra en explicar cómo deben realizarse las entrevistas. Destaca las distintas estrategias, métodos y herramientas que se deben tener en cuenta en la puesta en práctica.


por Laura Claverie, Lucas Segui y Santiago Sturla*






El periodista toma como punto de partida el vínculo existente entre él y el entrevistado. Explica que ambos poseen un derecho: uno el de preguntar y otro el de ser escuchado. Esta relación entre el periodista y su personaje es asimétrica: el personaje en el centro de la escena con su voz y el periodista con ideas disparadoras para enfocar los distintos temas.
Están expuestos a la opinión pública. Ese personaje puede ser guiado, interrumpido, criticado y derivado hacia los temas de interés para la opinión pública para que sepan cuales son sus declaraciones, sus dudas y contradicciones.

La entrevista periodística está atravesada por dos personas físicas y unas cuantas instituciones que condicionan subjetivamente la conversación. El entrevistado habla para el periodista pero está pensando en todas las instituciones que lo atraviesan. Mientras que el periodista trabaja para un medio y estructura su diálogo pensando en los lectores, para desplegar las estrategias para obtener una rica conversación. Es necesario que el entrevistado confíe en el periodista y para ello debe desplegar un juego de seducción para obtener la mayor información posible. El periodista trabaja para un tercero, sea el medio o el lector y las confesiones que obtenga las usará para otro. El periodista debe manejar el campo de los vínculos y saber cómo se siente su entrevistado. Se puede crear un ambiente ameno organizando las preguntas de menor a mayor complejidad. Si encaramos sobre un tema concreto desde el principio, es probable que no obtengamos respuestas. Tratar de formar este vínculo de “amistad” durante las preguntas es un arduo trabajo del periodista.

En cuanto al abordaje práctico, distingue los tipos de entrevistas en:

-Personaje: los gestos y actitudes del entrevistado es lo importante y no tanto lo que dice.
-De declaraciones: es importante lo que dice el entrevistado.
-De divulgación: interesa lo que dice el entrevistado sobre él mismo o sobre su profesión.
-Informativas: brindan información sobre algún hecho en particular.
-Testimoniales: informan algo sobre un hecho puntual, son importante las frases contundentes.
-Encuestas: sirven para saber tendencias y voluntades sociales.

Cada una de ellas, plantea diferentes tipos de entrevistas con problemas y estrategias diversas de trabajo específicas. Las encuestas forman un sector de opinión y las preguntas son absolutamente pre-hechas, con información precisa, que nos aportan tendencias significativas y voluntades. En cambio, en las entrevistas de personajes o de declaraciones se dan las confrontaciones ya que el diálogo fluye de un tema hacia otro. Ambos tienen diferentes intereses, por ello la construcción del diálogo se vuelve un trabajo artesanal. Es indispensable el antes y el después para obtener una cuidadosa preparación de la entrevista y la tarea de editarla. El antes es la elección del entrevistado porque es: famoso, curioso, representativo, noticioso, valioso, etc. Debe saber las razones por las que ha elegido a su entrevistado y lo que espera lograr con esa conversación: conseguir una revelación inédita, formular una denuncia, exponerlo como un caso testigo, obtener un retrato de su personalidad, mostrar un ángulo desconocido del personaje, etc.

Es indispensable no lanzarse a una entrevista improvisada, teniendo un cuestionario antes de sentarse con él. Contar con una sólida retaguardia es tener diez preguntas, unos cuatro temas diferentes y un firme conocimiento de su vida. Se debe usar las 5 W inglesas: qué, quién, cómo, cuándo, dónde y porqué.

Una buena pregunta debe contar con ser clara, que sea abierta, que permita profundizar, que consiga explicaciones, que busque lo nuevo, que busque detalles, que atraiga anécdotas. Se debe tener una hipótesis sobre lo que queremos conseguir, para obtener un testimonio nuevo que no había expresado en otras entrevistas. Las preguntas se pueden agrupar en bloques de temas, para tener alternativas cuando el entrevistado no demuestre interés o no tenga nada valioso que decir. Por ello debemos buscar más de un tema que vale la pena tratar con él.

Es indispensable tener un amplio conocimiento del personaje, que se obtiene de un trabajo riguroso de archivo para tener conocimiento sobre los temas que se pueden preguntar. Es valioso permitir la dispersión del entrevistado para generar un clima sereno, sin caer en la trampa del discurso seductor; pero se debe estar atento a los objetivos planteados, ya que en caso de ser necesario, debemos guiarlos hacia nuestro objetivo. Además distingue la diferencia entre los periodistas gráficos que cuentan con mayor intimidad a los de radio y televisión, que están en vivo y en directo con la escucha segundo a segundo del público. Durante la entrevista, el que responde esta pensando en el público en general, mientras que el periodista piensa en el medio en que trabaja, en sus colegas y en el público en general. Para obtener una conversación fluida el periodista debe desplegar una gran habilidad que haga olvidar a su personaje todos estos factores de control social.

Luego hace referencia al lector portátil, habla sobre la importancia de pensar la imagen del lector para saber qué preguntar, para despertar su curiosidad, su interés y la posibilidad de atendernos: Qué desea saber, qué conoce, qué ignora, cuánto le interesa, etc. Se debe consultar qué es lo que no puede faltar en la nota.

Luego se pasa a la edición para transformarla en material periodístico. Para la prensa escrita es elemental la desgravación completa de la charla, para decidir cuáles son sus pasajes más importantes, cuáles los más vibrantes, cómo jerarquizarla y cómo ordenar el diálogo. En cada reportaje hay más de una nota, por ello el texto requiere un hilo conductor, un alma de su reportaje, un eje alrededor del cual desarrolle hipótesis, explicaciones y declaraciones. El alma de la entrevista puede ser: una personalidad muy fuerte, una gran denuncia, una revelación, un mensaje claro o una idea central. Es la delicadeza de pulir el total para obtener lo más importante. Por ello la escritura es reescritura, ya que se puede reconstruir las sensaciones, la tensión y la intimidad. Una posibilidad es elaborar índices temáticos con un resaltador de color distinto, para distinguir los párrafos más valiosos. Los norteamericanos e ingleses realizan la entrevistada narrada, con un tono literario, donde exploran al personaje desde una posición subjetiva, lo retrata, describe el lugar y sus cosas, incluye pasajes de diálogo o conceptos claves del personaje entre comillas.

Delicias y peligro del off the record: ¿Cómo utilizar esta herramienta?

Es la parte anónima de la entrevista acordada de antemano, ya que así lo establece el entrevistado o porqué el periodista desea resguardarlo. De cualquier forma, el periodista trabaja para la gente y no necesita de cuidar a su personaje; ellos pueden defenderse solos. Si se obtiene una declaración muy valiosa sobre cualquier tema y el que habla no quiere ser mencionado, se debe resguardar su nombre y apellido pero no así, sus revelaciones. Éstas deben ser publicadas a menos que un hecho sea muy doloroso para el entrevistado. En caso que así sucediera, lo es correcto es no divulgarlo.

*Artículo basado en los capítulos 1, 2, 3 y 9 del libro “La entrevista periodística. Intimidades de la conversación pública” de Jorge Halperín.

No hay comentarios:

Publicar un comentario